Noche de invierno con Iván

Anoche te sentías creativo. Lo supe en cuanto nos vimos y decidiste cambiar el "hola, cuánto tiempo sin verte",por un "corre,ahora no nos mira nadie, podemos escaparnos sin que se den cuenta". Pero, a pesar de Madrid y del pelo rojo, reconozco que me he vuelto menos temeraria que antes, así que decidí ignorar tu comentario y saludar a tu hermana.
Aún así, menos de diez minutos después, me tenías corriendo por Alicante, colándonos en el drugstore de siempre, comprando el peor pechè del mundo y vasos de plástico y trepando una montañana para ver ese trozo de Alicante que es solamente nuestro.
Una vez más,nos dejamos un millón de cosas por decir, dijimos otras que no deberíamos haber dicho y gritamos demasiado.
Preguntaste por el nuevo "that special someone" y me eché a reír, te pusiste celoso. Yo me puse nostálgica. Propusiste un polvo por los viejos tiempos y respondí que mi dosis de nostalgia se quedaba en el pechè barato y Alicante en la retina. Te gustó mi pedantería a lo escritor americano de los 70 y lo celebraste aullando. Entonces si quise besarte. En tu móvil sonaba Trembling Blue Star y yo pensé, una vez más que no son las cosas, sino las personas, por las que no me permito avanzar, pero tú correspondías a mi beso y el pensamiento fue breve. Hicimos fotos con una cámara desechable que le regalamos a unos "guiris"en la rambla al buscar a mis amigos y nos despedimos sin decir adiós aunque sabemos que tardaremos en volver a vernos. Todo así resulta más bonito, más romántico y menos real.