martes, noviembre 13, 2007

Una carta en un cajón cerrado

Una petición.
De esas mías que tanto descolocan a mi adorado J.
Escribeme una carta.
Dedicada a mis errores.
A mis catástrofes.
Que sea honesta.
Probablemente tendré que lidiar con la verdad de tus palabras,pero tragaré mi orgullo en silencio y seguiré sonriendo.
Escribe una carta en la que vea que he perdido cosas en el camino,porque así seré capaz de ver lo que he ganado, sin dejar de echar de menos al recordar.
Y recuérdame que me equivoqué con ÉL,pero que acerté conmigo.Y que aunque ya no sea la misma, sigo siendo la que un día quise ser.
La leeré y la guardaré. Será nuestro secreto.Probablemente sólo la volveré a leer por accidente, pero te agradeceré lo que digas.Siempre que sea sincero,catastrófico y caótico.Que sea como nosotros,los que aún nos reímos de lo que nos cuenta el espejo....

2 comentarios:

Unknown dijo...

En realidad, no se si escribiria una carta. Bueno, lo haria pero porque me expreso mejor escribiendo que hablando (algun dia los cientificos deberan estudiar ese fenomeno), pero cosas como esas no las diria así. Mejor me sentaria a hablar y repasariamos mutuamente los errores. Quizá el riesgo es caer en una discusión, pero si se hace bien puedes descubrir muchas cosas tuyas y ajenas. Todo el mundo deberia hacerlo de vez en cuando, sobretodo aquellos que piensan que no tienen errores o que solo los tienen los demás. Menos yo, claro. Yo me expreso mejor así... por mucho que lo intentara las palabras no saldrian

Jose B. Fernández dijo...

No puedo escribir una carta. No de momento porque eso significa que todo habría terminado. Lo único que quiero es darte las gracias por tu legado. Claro que no eres perfecta, nadie lo es. Claro que cometemos errores pero lo importante es saber que los cometemos y corregirlos. Hay veces que no sabemos cómo actuar y procuramos resolverlo de la peor manera posible, pero eso no quiere decir que no nos duelan nuestros actos. Hay momentos idóneos para hablar y para escuchar y los dejamos pasar por quedarnos petrificados ante el miedo de no decir o de decir demasiado. Me pides que te haga una petición. Ahi va una, la más importante: que nunca te vayas de mi lado, que sigas haciendo que tenga esas cosquillas en el estómago cada vez que pienso en ti y en lo afortunado que soy en tener tu luz. Caimos juntos a lo más hondo y nunca separamos nuestras manos. Nos levantamos juntos y lo hicimos con las manos juntas. Tomamos caminos distintos y nuestras manos permanecen unidas. Gracias por contribuir en ser quien soy hoy día. Una mejor persona, que intenta todos los días salir victorioso en la lucha constante contra sus miedos. Claro que dejamos cosas en el camino, pero que cuando eches la vista atrás, sonrías ante todo lo que has hecho y que puedas sentirte orgullosa.

Besos V.

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